La hormona progesterona, segregada principalmente en la fase lútea del ciclo menstrual, es fundamental para permitir la fertilidad. Su ausencia causas ciclos cortos, manchado entre ciclos, infertilidad e incluso abortos de repetición. La producción de progesterona puede estar condicionada por varias razones. Veamos cómo funciona. Y si te sientes reconocida en algunos de sus síntomas qué podrías hacer.
¿Qué es la fase lútea?
El ciclo menstrual de las mujeres suele dividirse en dos fases. La primera fase va desde el día uno de la regla hasta la ovulación. Y la segunda, desde ésta hasta el siguiente primer día de regla.
La primera de las fases está caracterizada por el crecimiento de los folículos dentro de los ovarios. Por eso se la denomina la Fase Folicular. Este crecimiento folicular sucede gracias a un estímulo del cerebro que así lo ordena. Lo hace a través de una hormona que se llama Folículo Estimulante o FSH (Folicle Stimulating Hormone).
Durante esta primera fase, son los folículos en su proceso madurativo los que producen estrógenos de forma natural. Y estos estrógenos tendrán un efecto directo sobre el crecimiento del tejido endometrial. Este es un tejido situado en el interior del útero. Es muy sensible a los diferentes tipos de hormonas y es responsable de crear un ambiente adecuado para que el folículo fecundado pueda encontrar un buen lugar al que anclarse.
La segunda fase del ciclo menstrual se denomina Fase Lútea. Y se llama así por el cuerpo lúteo resultante de la correcta ovulación. En esta ocasión, el cerebro da una segunda señal en forma de Hormona Luteinizante (LH) para que el folículo más grande acabe rompiendo su membrana y dejando salir el óvulo para poder ser fecundado. Esta membrana o funda del folículo pasa a denominarse cuerpo lúteo por su color amarillento. Y se convierte en un tejido activo hormonalmente hablando. Será el responsable de la producción la hormona progesterona durante el resto del ciclo. Aunque en esta segunda fase los estrógenos seguirán presentes ya no son los protagonistas, sino que lo es la progesterona. Esta se encargará de terminar de madurar el endometrio y de mantenerlo en su sitio. Y, en caso de embarazo, tiene la importante función de sostener el endometrio y el folículo fecundados.
No hay fase de ciclo menstrual más importante que otra. Son diferentes, complementarias y se necesitan para que el engranaje funcione. Especialmente una fase lútea deficiente suele tener que ver con una fase folicular alterada.
Por qué es importante la fase lútea La hormona progesterona, segregada principalmente en la fase lútea, es fundamental para el ser humano. Y no sólo a nivel reproductivo. A partir de ella se producen otras hormonas tanto femeninas como, hormonas masculinas y hormonas suprarrenales. La progesterona puede afectar a la calidad del sueño y la respiración, puede alterar nuestros ritmos de hambre y saciedad, influye en el desarrollo de la memoria, afecta al tono vascular con efectos diuréticos, puede facilitar la correcta función tiroidea, es antiinflamatoria y contrarresta la función proliferativa de los estrógenos, previene de enfermedades autoinmunes, favorece la formación de hueso y mejora problemas digestivos como la gastritis o el colon irritable. La falta o exceso de progesterona son alteraciones graves que deberían ser resueltas lo antes posible.
Fase lútea, progesterona y fertilidad
En relación a la fertilidad, la progesterona es básicamente la hormona que más cuida de la progresión y viabilidad de un embarazo. Se encarga de madurar la capa endometrial para recibir al óvulo fecundado. Y se encarga de mejorar la circulación sanguínea al útero para asegurar su crecimiento. Controla la actividad proliferativa de los estrógenos en el endometrio al tiempo que mejora la secreción endometrial, normaliza los coágulos menstruales y mejora la
libido.
Las mujeres que tiene una fase lútea más corta, de 10 días o menos, experimentarán niveles más bajos de progesterona y un revestimiento uterino más delgado. Como resultado, será mucho más difícil para ellas quedar embarazadas y permanecer embarazadas. Se cree que el 28 % de las pérdidas recurrentes de embarazos se deben a una fase lútea deficiente con baja progesterona, que hace importante prestar importancia a esta condición.
Saber identificarla a tiempo y actuar sobre ella. Un correcto estudio y abordaje de los niveles de progesterona con intervenciones específicas tiene el potencial de reducir los resultados maternos y neonatales adversos así como el gasto médico por atención médica necesaria. La producción de progesterona aumenta mucho después de la ovulación, como hemos dicho.
Se mantiene elevada durante toda la fase lútea y solo desciende si finalmente no ha habido implantación. Si hubiera habido un embarazo, su producción aumenta exponencialmente para mantener un endometrio robusto durante todo el proceso. Según evoluciona el embarazo, será la placenta, a través de la hormona gonadotropina coriónica (hCG), quien se encargue de su producción hasta el momento del parto. Fracaso de los niveles de esta hormona hCG para aumentar la progesterona son resultado directo de una fase lútea deficiente y una disminución en la producción de progesterona.
Así que, queda claro que una buena fase lútea implica una buena secreción de progesterona. Por eso es tan importante cuidar de esta fase. Y como el cuerpo es sabio, siempre tiene cómo mantener sus propios equilibrios. Un exceso de progesterona tampoco sería interesante. Puede producir depresión, falta de reflejos, de coordinación, de memoria o fatiga.
Cómo puedo saber si este es mi caso
La mayoría de las mujeres con defecto de la fase lútea no se dan cuenta de que tienen esta afección hasta que se encuentran con dificultades para concebir. El primer síntoma suele aparecer al analizar la duración de los ciclos menstruales. Menos días de los que debería haber entre la ovulación y la menstruación es un síntoma claro de falta de progesterona.
Otros síntomas comunes del defecto de la fase lútea son:
– Ciclos menstruales tempranos, de menos de 24 días.
– Manchado entre menstruaciones, especialmente en la fase lútea
– Pérdidas de sangre de color parduzco durante tres días o más antes de la menstruación.
– Dificultad para quedar embarazada
– Abortos espontáneos
– Procesos proliferativos excesivos relacionados con los órganos sexuales: menorragias (sangrado muy abundante), miomas, mamas fibrosas, endometriosis…
– Ansiedad premenstrual, que puede producir insomnio, irritabilidad, bruxismo (rechinamiento de los dientes, sobre todo durante el sueño)… los días entre la ovulación y la menstruación.
– Hinchazón, dolor o sensibilidad en los senos
– Antojos de alimentos y aumento del hambre. Posible aumento de peso consecuentemente.
– Falta de deseo sexual
– Cambios de humor
– Dolores de cabeza
También es posible medir los niveles de progesterona en un simple análisis de sangre. Eso sí, la muestra debe ser tomada una vez pasada la ovulación. Preferiblemente alrededor del día 6 u 8 tras la ovulación, es decir, entre el día 20 y 22 del ciclo aproximadamente. Si no está clara tu fecha de ovulación se suele optar por calcular el momento de la ovulación en función de la hormona LH en un análisis de orina. Se ha demostrado que este sistema es mucho más preciso que el antiguo método de medición de la temperatura basal en la mujer.
En este sentido, se podría también hacer otra analítica para comprobar si la primera fase del ciclo menstrual, la fase folicular, está siendo correcta. Para ello, será necesario un segundo análisis alrededor del cuarto día del ciclo, después del inicio de la regla. Aquí deberán medirse tanto la hormona FSH como la LH. El resultado debe mostrar que los niveles de la FSH son superiores a los de la LH. Esto garantizará una buena estimulación del folículo. Y esto dará lugar a un cuerpo lúteo capaz de producir progesterona de forma óptima.
Causas de una fase lútea corta
La fase lútea corta suele ser debida a una falta de producción de progesterona. Las dos principales razones para ello que, además, están relacionadas entre sí son:
– Una producción anormal de estradiol y progesterona por fase folicular alterada
– La falta de ovulación
Y estas dos razones suelen estar directamente relacionadas en la mujer con el estrés. Ya sea
estrés energético, por falta de ingesta suficiente o por exceso de pérdida de peso o exceso de
ejercicio. O por estrés emocional mantenido en el tiempo.
Si bien existen ciertas condiciones de salud previas que suponen una predisposición para ello:
– Estrés
– Tiroides hipoactiva o hiperactiva
– Hiperprolactinemia
– Endometriosis
– Síndrome de ovario poliquístico
– Ejercicio excesivo, especialmente en la fase lútea
– Anorexia
– Obesidad
– La edad: según se van cumpliendo años se produce menos progesterona
Si eres paciente de riesgo porque cumples algunas des estos puntos y, además, sufres los síntomas de falta de progesterona te recomendamos que te pongas manos a la obra lo antes posible. Por tu fertilidad, sí. Pero también por tu salud en general como hemos visto.
Qué puedo hacer para mejorar mi fase lútea
Abordar la causa subyacente de los niveles de progesterona suprimidos suele ser parte del
tratamiento del defecto de la fase lútea.
- Es posible que las mujeres necesiten hacer cambios en el estilo de vida, como reducir el estrés mediante ejercicios de respiración o meditación activa o con la práctica de ejercicio moderado. Por ejemplo, ejercicio aeróbico de 30 minutos cinco días a la semana durante tres meses.
- El movimiento es esencial para mejorar la circulación sanguínea en la zona genital y que la fase lútea pueda ser más regular. Dentro de los alimentos que pueden ayudar en este sentido está sin duda la remolacha. Un zumo de remolacha fresca al día mejora los niveles de una sustancia llamada oxido nítrico que es vasodilatador y mejora la
circulación sanguínea. - Otros alimentos que mejoran la salud de la pared vascular son el chocolate negro con un alto contenido de cacao, la uva con sus semillas, el ajo y la cebolla (sobre todo la amarilla y la roja), así como ajos tiernos o los puerros.
- Fabricamos progesterona durante todo el ciclo menstrual a partir del colesterol. Así que, los niveles de colesterol deben ser los adecuados. Y nunca deberían ser bajos!!! Como aguacate, frutos secos, pescado azul, huevos de calidad y mantequilla clarificada
- Ghee.
- Y en general, una dieta rica en verduras y frutas; pescados, mariscos y carnes de calidad, con semillas y frutos secos sería una muy buena recomendación.
- Por otro lado, la vitamina B6 parece tener un especial peso en el desarrollo del cuerpo lúteo. Así que es importante que sepas que el alcohol es capaz de destruir la vitamina B6 aunque tomes Suplementos. Y esta ya sabemos que conlleva alcanzar unos niveles bajos de progesterona y o un predominio de estrógenos en sangre.
- Tomar el sol y tomarse la vida con cierta alegría. Parece que este punto tiene menos entidad científica que los demás pero no es así. Existen estudios muy serios que lo corroboran! ASI que ya sabes es algo que está en tu mano, fácil y barato. No lo dejes pasar por alto.
Los niveles de progesterona también pueden aumentar con la ayuda de ciertos suplementos y
medicamentos. Bajo supervisión médica, el/la ginecólogo/a puede prescribir:
– Progesterona directamente para contrarrestar su ausencia durante la fase lútea, desde
la ovulación hasta el final de su ciclo..
– Gonadotropina coriónica humana (HCG), que estimula la producción de progesterona
– Citrato de clomifeno, que estimula la producción de FSH y LH y desencadena la
ovulación
Esperamos haberte dado algunas herramientas. No dudes en consultarnos para más
información. Y, sobre todo, no dejes de contrastar cómo funciona tu fase lútea. Es importante.
Referencias:
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