¿Inseminación artificial o Fecundación en in vitro? Diferencias y tasas de éxito

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Cuando una pareja o una mujer sola inicia un tratamiento de reproducción asistida, una de las primeras dudas suele ser: ¿qué técnica es más adecuada, la inseminación artificial (IA) o la fecundación in vitro (FIV)?. Aunque ambas comparten el objetivo de lograr un embarazo, existen diferencias importantes en la indicación médica, el procedimiento y las probabilidades de éxito.


¿A quién se recomienda la inseminación artificial?

La inseminación artificial suele reservarse para los casos con mejor pronóstico de fertilidad. Se trata de una técnica menos invasiva y más económica, indicada en situaciones donde no existen grandes alteraciones reproductivas.

Algunos de los perfiles más habituales son:

  • Mujeres jóvenes, menores de 35 años y con buena reserva ovárica.
  • Alteraciones espermáticas leves, como movilidad o concentración ligeramente reducidas.
  • Problemas de eyaculación o disfunción eréctil en el varón.
  • Endometriosis leve.
  • Parejas que, por motivos personales, éticos o económicos, prefieren evitar la acumulación de embriones congelados o una estimulación ovárica intensa.
  • Mujeres que han presentado síndrome de hiperestimulación ovárica con FIV.

La IA también puede ser una alternativa en pacientes que, tras una estimulación para FIV, generan un número excesivo de folículos inmaduros de mala calidad, dificultando la fecundación.


¿Y la fecundación in vitro?

La FIV se recomienda cuando existen factores que dificultan de manera importante la concepción natural o la viabilidad de una inseminación artificial. Entre las principales indicaciones se encuentran:

  • Obstrucción o ausencia de trompas de Falopio.
  • Esterilidad masculina severa, con alteraciones espermáticas significativas.
  • Endometriosis o adenomiosis avanzada.
  • Mujeres de más de 35-37 años, donde la reserva y la calidad ovárica comienzan a declinar.
  • Casos de síndrome de ovario poliquístico que no responden a tratamientos menos invasivos.
  • Necesidad de utilizar donación de gametos (óvulos o semen).
  • Pacientes que no han tenido éxito tras varios intentos de IA.

La FIV, además, fue inicialmente desarrollada para tratar la infertilidad causada por trompas obstruidas, aunque con el tiempo se ha consolidado como el tratamiento de referencia en muchos otros casos.


¿Cuál es más eficaz? Tasas de éxito de IA y FIV

En términos generales, la fecundación in vitro ofrece tasas de éxito superiores a la inseminación artificial. Sin embargo, hay que matizar cómo se calculan estos porcentajes.

En la FIV se tienen en cuenta todas las fases del proceso: la estimulación ovárica, la punción folicular, la fecundación en el laboratorio, la vitrificación de embriones no transferidos y los sucesivos intentos de transferencia embrionaria hasta lograr un embarazo o agotar los embriones disponibles. Esto eleva la llamada tasa acumulativa de éxito.

Por el contrario, la IA contempla un único intento de fecundación por ciclo. Para poder comparar ambos procedimientos, hay que considerar la posibilidad de realizar varias inseminaciones.

Los estudios muestran que:

  • En mujeres menores de 35 años, la tasa de embarazo por ciclo de FIV ronda entre el 40% y el 50%. Si se utilizan óvulos de donante, donde la edad ya no es limitante, las cifras pueden llegar al 60-65% (Sunderam et al., 2021).
  • En inseminación artificial, la tasa por intento es de alrededor del 18% en mujeres menores de 34 años. Si se realizan 3-4 intentos consecutivos, la tasa acumulada se aproxima al 45-50% (ESHRE, 2019).
  • A partir de los 35 años, la eficacia de la IA disminuye hasta el 14% por ciclo, y en mayores de 38 años puede caer al 11%.

Conviene recordar, además, que incluso en condiciones naturales la fertilidad humana es relativamente baja comparada con la de otros mamíferos. Una pareja sana y joven, manteniendo relaciones sexuales en los días fértiles, tiene como máximo un 25% de probabilidades de embarazo por ciclo, cifra que se reduce progresivamente a partir de los 30 años y de manera más acusada después de los 35 (te Velde & Pearson, 2002).


Ideas clave finales

La elección entre inseminación artificial y fecundación in vitro depende de múltiples factores: edad de la mujer, calidad de la reserva ovárica, estado de las trompas, características del semen, antecedentes médicos y, por supuesto, criterios personales.

La IA (inseminación artificial) puede ser una excelente opción inicial en mujeres jóvenes con problemas leves, mientras que la FIV ofrece mayores garantías en los casos de infertilidad moderada o severa. Lo importante es recibir una valoración médica completa para personalizar la estrategia y aumentar las probabilidades de éxito.


📚 Referencias (formato APA)

  • European Society of Human Reproduction and Embryology (ESHRE). (2019). ESHRE Guideline: female age-related fertility decline. Human Reproduction Open, 2019(3), hoz008. https://doi.org/10.1093/hropen/hoz008
  • Sunderam, S., Kissin, D. M., Zhang, Y., Jewett, A., Boulet, S. L., Warner, L., … & Barfield, W. D. (2021). Assisted Reproductive Technology Surveillance — United States, 2018. MMWR Surveillance Summaries, 70(9), 1–29. https://doi.org/10.15585/mmwr.ss7009a1
  • te Velde, E. R., & Pearson, P. L. (2002). The variability of female reproductive ageing. Human Reproduction Update, 8(2), 141–154. https://doi.org/10.1093/humupd/8.2.141