Seguro que has oído hablar de los beneficios del yoga. Que si es bueno para la elasticidad y la tonificación. También para reducir el estrés y la ansiedad. Y tantos otros beneficios.

Pero…¿Y en la fertilidad?

¿Qué hay de cierto en que pueda o no ayudarnos en el campo de la fertilidad? 🧐

No es fácil responder de forma clara a esta pregunta. Pero vamos a intentar poner luz en la oscuridad al respecto.

Yoga: una práctica física y mental

Originario de la India, el yoga es una disciplina tradicional tanto física como mental.

Enfatiza la meditación y la liberación, y sus textos principales son los Yoga-sutra. Esta palabra está asociada a prácticas de meditación en el hinduismo, el budismo y el jainismo. LINK YOGA-Sutra

El yoga es una excelente forma de tonificar y flexibilizar el cuerpo con precaución y sin impacto.

Pero una de los beneficios más importantes del yoga para la fertilidad, es que es un ejercicio especialmente diseñado para inducir a la relajación, lo que puede facilitar indirectamente la concepción.

Otro gran beneficio que nos puede aportar es la reducción del estrés: está comprobado que las mujeres con más biomarcadores de estrés en la saliva tienen menos posibilidades de quedar embarazadas durante la ovulación. Y que las mujeres con niveles más altos de cortisol en sangre, la principal hormona del estrés, tienen un mayor riesgo de aborto espontáneo.

Yoga en el embarazo 

Una vez embarazadas, determinadas posturas de yoga son especialmente beneficiosas.

Sobre todo para ayudar a las mujeres a adaptarse a los cambios que el cuerpo se ve obligado a hacer durante el proceso, y también para aliviar algunas molestias sin necesidad de recurrir a medicaciones (que seguro que te da un poco de reparo usar en estos momentos). Libro MAMAYOGA

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Yoga en la preparación al embarazo 

¿Qué puede aportar el yoga a las mujeres a la hora de mejorar su fertilidad? ¿Son algunas posturas capaces de estimular la fertilidad?

Existen pocos estudios de peso que establezcan una relación directa entre el yoga y el aumento de la fertilidad. Y además, hay pocos recursos destinados a investigaciones en este sentido.

Pero sí existen algunos estudios de calidad que encuentran en la práctica del yoga determinados beneficios para las mujeres que están tratando de concebir. Una revisión bibliográfica de 87 estudios sobre yoga concluyó que una práctica regular de yoga puede mejorar los resultados de las mujeres que se someten a tratamientos de fertilidad.

No en vano, desde hace algunos años, cada vez son más las clínicas de fertilidad que han introducido el «yoga de fertilidad» en sus programas. Link Libro Fertility Yoga

Efectos menos conocidos del yoga 

El objetivo principal de la práctica del yoga consiste en calmar el sistema nervioso central. Libera tensiones, estimula la circulación sanguínea en el bajo vientre y mejora el equilibrio hormonal. ¡Parece un ‘todo en uno’ diseñado especialmente para aquellas mujeres que están tratando de quedarse embarazadas!

A nivel físico, cuando se trata de trabajar para estimular la fertilidad, las posturas que promueven la circulación y una columna vertebral saludable resultan cruciales.

No obstante,la práctica completa debe incluir posturas de cada estilo. Por ejemplo:

  • Posturas de pie: ayudan a mejorar el funcionamiento del sistema reproductivo, a desarrollar la flexibilidad en la columna vertebral y a tonificar el sistema nervioso.
  • Posturas sentadas: mejoran la circulación en las regiones pélvicas. También pueden tratar los desórdenes en la menstruación y traer estabilidad a la mente.
  • Flexiones hacia atrás: aumentan eficazmente la oxigenación de la sangre, rejuvenecen la columna vertebral y contribuyen a dar vitalidad.
  • Posturas hacia adelante: que supongan doblar tronco y masajear los órganos abdominales, suelen tener un efecto calmante sobre el sistema nervioso.
  • Giros: aportan flexibilidad a la columna vertebral y revitalizan los órganos abdominales. También pueden ayudar a remediar varios desórdenes menstruales.
  • Posturas invertidas: (con la cabeza abajo y los pies arriba): ya sean pasivas o activas, aumentan la hemoglobina en la sangre y estimulan el suministro de sangre a las glándulas endocrinas.

Hay que tener en cuenta que, al promover la fertilidad, se “cargan” ciertas áreas del cuerpo cuyas funciones no han sido optimizadas con anterioridad. Por lo tanto,deben hacerse con cuidado y conciencia.

Cuando las prácticas son más de naturaleza reparadora, permiten que el sistema nervioso se relaje y se recargue. Idealmente, la práctica debe ser individualizada y basada en el momento del ciclo natural de la mujer.

A menudo puede ocurrir que el propio estrés al intentar quedarse embarazada, provoque pena, enfado, frustración y autocrítica. El anhelo “obsesivo” de la maternidad puede llegar a ser perjudicial para la propia fertilidad.

Algunas recomendaciones más

Tienes que tener claro que el yoga es un proceso, no un fin en sí mismo.

La constancia en la práctica es lo que te aportará la gran mayoría de los beneficios que ofrece. Además, es una práctica igualmente interesante para cuando ya se esté embarazada, ¡así que resulta mucho mejor comenzar la práctica de yoga y adquirir el hábito cuando aún no se está lidiando con las náuseas matutinas y la fatiga!

Otros aspectos interesantes que puede aportarnos el yoga en nuestro viaje de fertilidad son sus principios de estilo: bondad amorosa, autocontrol, autoestudio y autodisciplina.

Y, por último, los “yoguis” saben que la comida juega un papel vital en la fertilidad saludable.  Aprender a comer mejor puede ayudar al cuerpo a recargar energías de manera eficiente.

Puedes encontrar información sobre qué, cómo, cuándo y cuánto comer, en otros posts de esta web.

 

Qué tipo de yoga elegir para la fertilidad

Independientemente del tipo de yoga que se practique, para favorecer la fertilidad se recomienda realizar un tipo de clases llamadas restaurativas o reconstituyentes. Son unas clases especialmente diseñadas para que cuerpo, mente y espíritu aprendan el arte de la relajación.

El deseo de concebir de una mujer puede ser abrumador y puede llevar a la obsesión. Si esto sucede, las emociones se apoderan de la razón, afectan el sueño, el descanso, e incluso de la vida sexual. La mujer, sin casi saber cómo, ve programadas sus relaciones sexuales al tiempo que aparta de su lado la sensualidad, el deseo o la calma, necesarios para disfrutar del proceso.

Para poder ayudar en todo este proceso, hay distintos tipos de yoga, y criterios para elegir uno u otro. Lo puedes ver en este otro artículo.

Riesgos en la práctica del  yoga a tener en cuenta

Siempre es recomendable que se practique yoga bajo la guía de un instructor de yoga suficientemente cualificado.

De esta manera, el instructor te puede ayudar con los objetivos que persigues, y sabe cuál es el estado de salud del que partes, para adaptar tu práctica, en la medida de lo posible, a la del ritmo de la clase.

No hay especial riesgo en la práctica del yoga pero hay que empezar con calma. No por ir más rápido o llegar más lejos en tu postura vas a tener mejores resultados.

Olvídate de las prisas, de las expectativas y de la inmediatez: entras a practicar un arte oriental ancestral donde la calma, el respeto a una misma, la disciplina, la constancia y la ausencia de juicios de valor, son las verdaderas guías capaces de transportarte a otro estado físico y mental.

Una vez embarazadas, las mujeres que no hayan practicado antes y no tengan una referencia anterior, sí deben tener cierta precaución con la auto exigencia en las posturas. La liberación durante el embarazo de una hormona llamada Relaxina, encargada de facilitar el parto, puede ofrecer una falsa sensación de flexibilidad que puede favorecer posteriores lesiones.

Yoga y FIV 

Si ya se está en un proceso de fertilidad asistida, es recomendable informar al personal cualificado que te esté acompañando en el proceso, sobre la práctica de yoga que se realice así como de otras actividades que impliquen ejercicio físico de cualquier tipo.

Es importante informar de la regularidad y la intensidad con las que se practica.  También es posible que se recomiende suspender la práctica de las asanas de yoga en momentos puntuales, como después de una punción ovárica o una transferencia de embriones. En estos dos casos, se puede practicar algunos de los tipos de yoga menos físicos o, directamente, practicar con los ejercicios de respiración o Pranayama.

La respiración es una gran herramienta para controlar el estrés, y así mejorar la fertilidad. El simple hecho de tomar respiraciones lentas, largas y profundas activando la parte inferior del abdomen, ayuda a calmar el sistema nervioso y equilibrar las hormonas.

Exhalar durante más tiempo del que se inhala, literalmente activa la respuesta de relajación. Hacer que la respiración lenta y consciente sea parte de tu día es una práctica restaurativa y energetizante. Solo unos minutos todos los días pueden marcar una gran diferencia.

 

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Referencias