¿Sabes que los probióticos favorecen una flora vaginal equilibrada?

¿Qué son los probióticos?

Existen bacterias dentro de nosotros identificadas como saprofitas o comensales, es decir, buenas para el organismo. Sin ellas, viviríamos peor en muchos aspectos.

Los probióticos son una selección de estas bacterias identificadas como buenas, capaces de proporcionar beneficios para nuestra salud. Se pueden adquirir a través de alimentos o a través de suplementos elaborados en laboratorios.

Se sabe que estas bacterias son capaces de adherirse a las paredes intestinales para realizar allí sus funciones. Sin embargo, si las paredes del intestino están demasiado dañadas será interesante primero trabajar sobre éstas para que los probióticos puedan realmente permanecer en el cuerpo.

La palabra ‘probióticos’ combina dos palabras latinas pro y biota, que juntos significan ‘para la vida’. Y parece un nombre adecuado teniendo en cuenta que en el cuerpo humano existen casi más bacterias que células.

Hasta ahora, se conocían los beneficios de la toma de probióticos a nivel intestinal pero ahora, además, se sabe que estos probióticos pueden modificar el entorno bacteriano de otras mucosas en el organismo como la piel, los ojos o la vagina.

¿Cómo contribuyen los probióticos al bienestar del ecosistema vaginal?

Dentro del ecosistema vaginal se mantiene un delicado equilibrio entre las hormonas, las bacterias y los niveles de acidez.

De hecho, las infecciones vaginales suelen ocurrir cuando las bacterias más abundantes en la vagina, los Lactobacilli, son superados en número por otras bacterias o microorganismos extraños. Los lactobacilos actúan como una primera línea de defensa que evita que los agentes infecciosos causen daño.

Los lactobacilos producen ácido láctico, lo que impide el crecimiento de otras bacterias dañinas en un ambiente más ácido.

Al tiempo, ayudan a producir peróxido de hidrógeno generando ambiente inhóspito para los microorganismos, por lo que disminuye la probabilidad de que prosperen y superen en número a las bacterias buenas.

Por otro lado, el aumento de lactobacilos hacen que compitan por alimento y espacio en las paredes intestinales y vaginales impidiendo que otros microrganismos menos interesantes sean los que colonicen estas zonas delicadas.

Por último, también se cree que los probióticos estimulan el sistema inmunitario del huésped (o sea, nosotroas) y activan las células para acabar con los microorganismos indeseados.

¿Cómo saber si estoy alterando mi flora?

Los factores de predisposición más comunes a la hora de alterar la flora vaginal serían:

  • Aumento de los niveles hormonales:

  • Mala salud del sistema inmunitario:

  • Nuevas parejas sexuales: exige una adaptación para mantener el equilibrio bacteriano

  • Ciertos medicamentos: antibióticos principalmente

  • Fumar, por ejemplo, disminuye los niveles de estrógenos y aumenta el riesgo de que los microorganismos patógenos prosperen

  • Comer demasiadas harinas y azucares: acaban alimentado a las bacterias ‘no tan buenas’, rompiendo el equilibrio bacteriano.

Y aquí te dejamos algunas maneras de prevenir la infección vaginal y fomentar la flora vaginal saludable:

  • Usar ropa interior hecha de fibras naturales que sean capaces de transpirar correctamente, es decir mejor algodones que fibras sintéticas. Esto ayuda a evitar que los microorganismos prosperen.

  • Evita productos perfumados como desodorantes en espray femeninos, jabón y papel higiénico aromatizado. Cuantos menos productos químicos uses en tu zona íntima, mejor.

  • Límpiate de delante hacia atrás al ir al baño, ya que esto puede ayudar a prevenir la propagación de microorganismos del ano hacia la vagina.

  • Consume alimentos frescos y ricos en fibra o almidón resistentes. Ahora te damos más pistas sobre cómo hacer con la dieta.

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¿Cómo puedo consumir probióticos con los alimentos?

Para buscar alimentos que contenga probióticos o ayuden en la producción de bacterias ‘buenas’ no hay que complicarse demasiado. Muchos alimentos sencillos y de fácil acceso cumplen estas premisas:

  • Yogur: Lee las etiquetas para confirmar que el yogur que compras tiene cepas vivas. Eso significará que contiene probióticos. El kéfir o el requesón elaborado con leche cruda también pueden ser buenas fuentes de probióticos pero ojo si eres reactivo a la caseína de la leche o incluso a la lactosa.

  • Chucrut (col fermentada) y otros alimentos fermentados. Los alimentos fermentados n crecimiento de bacterias buenas en nuestro intestino. LINK Chucrut de Natursoy 

  • La Kombucha también es una buena fuente de probióticos. La Kombucha Es una bebida ligeramente gaseosa y agria, que se consigue añadiendo cepas bacterianas específicas, levadura y una pequeña cantidad de azúcar al té verde o al té negro. Durante la fermentación se crea una capa con textura similar a una seta, que se puede usar para fermentar nueva kombucha. El proceso rompe el azúcar en el té, produciendo ese ácido acético, con pequeñas trazas de alcohol y gases que convierten la bebida en carbonada. Además de ser una fuente importante en probióticos, es muy rica en antioxidantes. LINK Lote con diferentes tipos de Kombucha

  • El kavass es una bebida tradicional del este de Europa. Se elabora con centeno o malta aunque también se añaden raíces y zanahorias en preparaciones modernas. Tiene un sabor agrio, aporta un gran número de bacterias lácticas y su función más conocida es de limpieza de sangre e hígado.

  • Aceitunas curadas de salmuera y pepinillos: no dudes en informarte sobre cómo hacer encurtidos caseros. Ojo a los que compres en supermercados: busca que no lleven glutamato monosódico o potenciador del sabor. Cuando ponemos estos vegetales en salmuera y acidificamos ligeramente con vinagre aparecen levaduras y bacterias lácteas que mejoran sus propiedades nutricionales (eliminan el amargor y hacen más blanda la textura de la piel).

  • Kimchi: una preparación fermentada coreana que se puede añadir a los salteados, al arroz frito y al ramen, o comer solo como acompañante de otros platos. Tiene un sabor salado y picante. Se prepara a partir de la fermentación del repollo chino, aunque también se puede hacer a partir de otros vegetales como los rábanos o incluso el mango. LINK: Pack de Kimchi receta coreana original

  • Miso: condimento japonés hecho a partir de habas de soja fermentadas con sal y koji, un hongo que contiene una cepa probiótica llamada Aspergillus oryzae. La ciencia demostró que con esta cepa se pueden reducir los síntomas ligados a problemas digestivos. LINK: Miso origen japón

  • El tempeh es otra forma de soja fermentada, en ese caso similar en textura y apariencia a un queso fresco. Se puede ahumar, freír, hacer a la plancha. Da mucho juego en cocina y es muy apreciado como fuente proteica por veganos y vegetarianos. Pero ojo! Cocinar en exceso estos productos reduce su aporte de probióticos. LINK: Tempeh eco

  • El natto (soja fermentada) es un alimento derivado de la fermentación de la soja Son semillas de soja cocidas y fermentadas por la acción de la bacteria Bacillus natto. Esta presencia de microorganismos vivos hacen del natto un alimento probiótico. LINK Natoo eco certificado

  • Vinagre de manzana

  • Pan de masa madre

  • Los alimentos frescos y ricos en fibra o almidón resistentes son indispensables para alimentar a estas bacterias buenas que llamamos probióticos: frutas, verduras, crudas y cocinadas, plátano macho… y el arroz, la patata o el boniato, mejor refrigerados previamente!

¿Quieres fermentar tus propios alimentos? Este punto ya es de persona experimentada en la cocina, pero si te atreves, puede ser una gran experiencia y seguro que incrementarás tu aporte de probióticos en la dieta. LINK fermentadora cocina